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El tamarindo es originario de África tropical, aunque se cultiva desde tiempos prehistóricos en India. La combinación perfecta entre tamarindo, azúcar y chile es una buena opción para las personas que les gusta probar cosas diferentes.
Mi primera impresión al abrir el empaque del producto fue como abrir un empaque de té, debido a su olor tan peculiar. La textura es algo dura y seca en su exterior. Si decides compartir este snack con un niño pequeño, ¡ten cuidado! Ya que su interior contiene una semilla la cual puede ser peligrosa. Si un niño pequeño ingiere el producto sin supervisión de un adulto podría ahogarse.
El dulce tiene un buen nivel de picor, es leve. Aún así se nota el sabor amargo del tamarindo.
Recuerdo haber probado la fruta en su estado natural en Puerto Rico. La fruta en su estado normal es un poco más ácida y las notas dulces más leves y el nivel de ácido es más alto.
Así que, si deseas probar algo diferente que no se ve tan rico, ¡dales un intento! Para mí, el producto es un nueve de diez.